Hace unos años, en el inicio de la Vuelta al Táchira, mientras estábamos inmersos en nuestro trabajo, cuando una persona se nos acercó y pidió permiso para quedarse en nuestro toldo. Accedimos y, con cordialidad, invitamos a su familia a unirse.
Durante el desarrollo de esa etapa, nos dijo: «Le digo algo, ahí está corriendo un amigo mío, al que llaman ‘Chacarito’, se llama Luis Mora». Obviamente sabíamos de quién hablaba, por dos razones. La primera, es imposible no percibir el cariño que los aficionados tachirenses le tienen, reflejado en los constantes reconocimientos durante cada transmisión radial.
La segunda razón es que Mora ya era un gran ciclista . Ahora, con treinta años de edad, acumula un palmarés respetable que incluye haber sido subcampeón de la Vuelta al Táchira, tercero en la Vuelta Independencia en República Dominicana, subcampeón del Tour de Guadalupe y un gran animador en cada tramo de montaña donde la carretera se inclina.
Sin embargo, el triunfo le había sido esquivo. Este año, formando parte de la estructura trujillana, que ha sido la más fuerte de la temporada, logró imponerse en la renovada Vuelta a Venezuela. Luis Mora ganó la única etapa con final en alto, en el estado Mérida, hizo una contrarreloj sólida y mantuvo su ritmo día a día.
Desde el pelotón, observaba los intensos embalajes entre cubanos, colombianos y venezolanos, sin involucrarse directamente en esas batallas. Aunque no ganó la última etapa del circuito inédito del Muro de Petare en Caracas, sí salió airoso de toda la Vuelta al quedarse con el título.
El “Chacarito” voló alto para conquistar una Vuelta a Venezuela que marca un posible punto de inflexión para el ciclismo nacional, con transmisión en directo por redes sociales, un despliegue publicitario profesional y protagonismo de los equipos invitados.
Pero el triunfo final se quedó en casa, en los Andes venezolanos.